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LA ÉPOCA DE AMARNA
AMENHOTEP
III
Podemos
considerar que el período "amarna" comienza al final del
reinado de Amenhotep III.
Amenhotep
III, hijo de Thutmose IV y la reina Mutenmuia, nació hacia el año
1.402 A.C. Con sólo 12 años, hacia el año 1.380 a.C.
subió al trono del país más rico y poderoso del mundo
en su tiempo, un país al que llegaban tributos y riquezas de todas
partes. Su imperio abarcaba desde Mitanni, en el Norte, hasta la quinta
catarata, en Nubia. Aunque para ello no le hicieron falta campañas
ni conquistas, ya que era un magnífico diplomático. Así
y todo, tuvo que reprimir una pequeña revuelta en Nubia, al principio
de su reinado.
Estableció
su capital en Tebas, al Sur, aunque Menfis, en el Norte, también
jugó un papel muy importante durante su reinado.
En Tebas
se daban numerosos contrastes, construyéndose, por un lado, magníficos
templos y palacios, y por otro lado, acogiendo a gente que llegaba en barcos
de todo el mundo, creando barrios pobres y marginales. Era la capital del
Imperio.
Amenhotep
III se estableció en al Palacio de Malqata, a la orilla oeste del
Nilo. Comenzó de nuevo el culto a Aton, dios solar, basado en el
culto a Amon-Ra. Desarrolló estas ideas a partir de Thutmose IV,
su padre, que había representado ya al disco solar provisto de brazos
y manos, en la estela de Giza. Bajo el reinado de Amenhotep III, este culto
experimentó un gran auge, aunque conviviendo con el culto a los otros
dioses. Cabe destacar, un escarabajo de este rey, encontrado en Nubia, que
lleva la inscripción de "Aton, señor heliopolitano de
los Dos Países
"
El reinado
de Amenhotep II duró casi 40 años, y se caracterizó
por el mantenimiento de la paz y la construcción de grandes monumentos.
Se casó con Tiy, que fue siempre su Gran Esposa Real, que estuvo
a su lado en el gobierno y las cuestiones religiosas, según numerosas
representaciones, y con la que tuvo muchos hijos: Amenhotep (futuro Ajenaton),
Isis, Sat-Amón, Baketatón, Henut-Tau-Nebu, Mebet-Ah-Honitmer
y Tía, aunque probablemente fuera también el padre de Thutmose
y Semenejkara, según algunas teorías, y de Tutanjamon, según
otras.

©Amenhotep III y Tiy. Museo de El Cairo
También
estuvo casado con su hija Sat-Amon y varias princesas de Mitanni, Babilonia,
Arzawa y Próximo Oriente. Estos últimos matrimonios tenían
carácter político, y le servirían para mejorar y establecer
relaciones diplomáticas con los países vecinos.
Amenhotep
III no era un faraón guerrero con afán de expansionismo, sino
que su política se basaba en el mantenimiento del Imperio, en establecer
relaciones estables con enemigos potenciales, mediante tratados de amistad
o los citados matrimonios. Mantuvo la paz gracias a las buenas relaciones
diplomáticas que tenía con Mitanni, Babilonia y Asiria. El
único punto peligroso eran los hititas. El hecho de que durante su
reinado se produjeran grandes cambios en el gobierno y poder hitita, hizo
que los países del Imperio buscaran la protección de Egipto.
En un principio, no deseaban enfrentarse a Egipto y firmaron con ellos un
Tratado para delimitar las fronteras. Pero los hititas continuaron aliándose
con reyes vecinos y preparándose para la conquista. Al mismo tiempo,
Egipto y Mitanni se iban debilitando.
En el
tema religioso, durante siglos el poder de los sacerdotes de Amón,
aumentaba a una velocidad vertiginosa. Intervenían en política
y en la administración del estado, hasta tal punto, que eran ellos
los que decidían sobre el reinado de un faraón.
En la época de Amenhotep III, esto se agudiza, surgiendo personajes muy
importantes como Ptahmose, Amenemhat, Bakenhonsu y Meriptah, todos ellos
sacerdotes de Amón.
Ptahmose
es el último sumo sacerdote de la XVIII dinastía. Fue muy
poderoso. Y recopiló muchas riquezas para el templo de Amón
en forma de joyas y tierras. Desapareció antes de que comenzara el
reinado de Amenhotep IV (Ajenaton), que rompería con el Clero de
Amón y establecería el culto a Aton como dios único.
Otra
faceta a destacar de Amenhotep II es su carácter constructor. Con
la ayuda de su arquitecto y amigo íntimo Amenhotep, hijo de Apu,
construyó el Palacio de Malqata, el Templo de Luxor, en Karnak la
sala hipóstila, el tercer y décimo pilono, el escarabajo sobre
el pedestal, el recinto de Montu y el recinto de Mut y en Medinet Abu, el
Templo del que sólo quedan los llamados Colosos de Memnon. Muchas
de estas obras de arquitectura fueron restauradas y ampliadas por monarcas
posteriores.

©Amenhotep, hijo de Apu. Museo de El Cairo
Respecto
al personaje de Amenhotep, hijo de Apu, no sólo fue el arquitecto,
sino el hombre de confianza del rey, hasta tal punto que le ayudó en numerosas cuestiones de estado, hasta la muerte del rey.
Para
darnos cuenta de la importancia de este personaje, sólo tenemos que
leer las inscripciones de las estatuas encontradas en Karnak (actualmente
en el Museo Egipcio del Cairo), de las cuales insertamos un pequeño
fragmento:
"El
escriba del Rey, su amado, Amenhotep, dice: Yo fui Grande colocado a la
cabeza de los Grandes, cuyo espíritu abarca el conocimiento de las
palabras divinas según el consejo del corazón, aquel que sigue
los designios del Rey, aquel a quien el faraón ha distinguido colocando
su Ka, el primero
"
También
podemos observar la importancia que tuvo para Amenhotep III, porque el rey
le concedió construirse un templo de culto para su Ka, y colocar
siete estatuas suyas en el Templo de Karnak.
En definitiva,
el reinado de Amenhotep III se caracterizó por una prosperidad económica
y constructiva, y por marcar un largo período de paz. Pero, por otro
lado, los problemas en política exterior, y el hecho de que los sacerdotes
de Amón eran cada vez más poderosos, serían el terreno
de cultivo perfecto para la revolución que llevaría a cabo,
años más tarde, su heredero, Amenhotep IV, Akenaton, el cual
fue corregente con él durante varios años.
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